MAR DEL PLATA
20/09/2011
Propuestas para el desarrollo del campo literario en Iberoamérica

Las conclusiones de dos intensas jornadas de discusión sobre la situación del campo literario en Iberoamérica plasmadas en un contundente Manifiesto.

 

Diez destacados escritores latinoamericanos abordaron durante dos días los temas centrales relacionados con el mundo de la literatura hoy en día. Tras el encuentro, titulado como Cofralandes de Letras y coordinado por la CONABIP en el IV Congreso Iberoamericano de Cultura organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación, quienes participaron de los debates presentaron un documento en el que sugieren una serie de políticas culturales para el desarrollo del campo en Iberoamérica.

Francisco Hinojosa (México); William Ospina (Colombia); José Manlio Argueta (El Salvador); Basilio Belliard (República Dominicana); Rafael Courtoisie (Uruguay) y Leopoldo Castilla, Guillermo Martínez, Sergio Olguin, Claudia Piñeiro y Juan Sasturain (Argentina) reflexionaron sobre los principales desafíos, procesos, movimientos y políticas nacionales y regionales en el campo de las letras. De los intercambios surgieron propuestas de políticas culturales a implementar que agruparon en 5 ejes de intevención: lectores, creación, edición, integración latinoamericana y diálogo con el mundo.

María del Carmen Bianchi, titular de la CONABIP explicó que “el punto de partida del documento que redactaron fue un hecho simple y básico pero, sin dudas, fundamental: sin lectores, la literatura pierde sentido. Por eso, el tema de la promoción de la lectura y las propuestas en torno a implementar distintas acciones de incentivo fue central. Experiencias como las Salas de Lectura en Hogares de México, los Libros al Viento en Colombia en los que ofrecen textos en los transportes públicos o experiencias como la de la CONABIP en la Argentina en la que, a través de una alianza entre el Estado y la Sociedad Civil, se fomenta la participación ciudadana en la gestión de la cultura local fueron tomados como ejemplo para replicar en el resto de los países”.

En relación con cada uno de los puntos, los autores propusieron, entre otras cuestiones:

-Lectores: sin ellos, la literatura no tiene sentido. Por ello, desde la cultura, se deben instrumentar políticas de Estado concretas para aumentar y consolidar la masa crítica de lectores a través de diversas técnicas de incentivo, como la instalación de distintas salas de lectura, edición de libros a precios económicos, creación de sistemas o redes de bibliotecas populares que fomenten la participación.


-Creación: promover en los países iberoamericanos la sanción de leyes de propiedad intelectual para la ampliación equitativa de los beneficios de la venta de libros; eliminar impuestos que afecten las regalías que recibe el autor; promover la creación de un Fondo Latinoamericano de las Artes y las Letras (FLAAL) para el apoyo de los autores a través de premios, becas, concursos, capacitaciones, préstamos, entre otros.


-Edición: establecer sistemas de edición regionales y canales de distribución general que funcionen con una política patrimonial de la cultura; promover la protección de los derechos de propiedad intelectual para las obra publicadas en internet; recuperar las tradiciones y expresiones literarias de los pueblos originarios y afrodescendientes.


-Integración latinoamericana: creación de la Gran Biblioteca Latinoamericana con fondos de todos los Estados que reúnan volúmenes y documentación de todos los continentes; un fondo virtual que la reproduzca; y la preservación de las bibliotecas personales de los creadores; incentivar la creación en el continente de bibliotecas abiertas auspiciadas por embajadas y consulados.


-Diálogo con el mundo: creación del Instituto Rubén Darío para la difusión de la cultura y las lenguas iberoamericanas; inauguración de grandes bibliotecas iberoamericanas en las principales ciudades del mundo.

 

El debate que culminó en este contundente manifiesto con propuestas concretas para desarrollar en cada una de las áreas, debe plasmarse ahora para que aquellas pasen del plano teórico al real y la literatura continúe derramando la posibilidad de viajar a través de las letras por los distintos universos y emociones.